Lista de vinos: Si bien el mesonero no debe preguntar “qué vino van a tomar” antes de haber elegido lo que va a comer, la carta de bebidas debe llegar junto con la de platos si es que éstas se hallan separadas. Muchas veces tenemos que reclamarla por omisión del mesonero.
Botella de vino: La botella debe estar siempre sobre la mesa aunque el vino sea servido por el mesonero. Es una falacia creer que queda mejor dejarlo a un costado o en otro lugar, y esperar que el mesonero lo reponga cuando tenga ganas y tiempo, y no cuando nosotros lo necesitamos. Es muy fastidioso tener que tratar de encontrarse con la botella .Los vinos blancos y espumosos deberán estar en la vinera y, al igual que en el ítem anterior, ésta junto a la mesa. En épocas de calor que no te de vergüenza pedir enfriar un tinto (aunque te miren raro) en un “vinera ” con agua y hielo (baja un grado cada 5 minutos). De lo contrario, los componentes volátiles te harán pasar una mala jornada. No hay que pagar el vino si no está en óptimo estado. Hay razones para mandar de vuelta la botella. Si hay sommelier éste será el responsable de que el vino esté en perfectas condiciones, tanto en calidad como en temperatura de servicio. Ojo con los restaurantes que sólo cuenten con marcas muy conocidas en su portfolio y cuando amontonan las botellas en cualquier lugar sin el más mínimo reparo por su conservación correcta. No pidas los vinos muy viejos aunque estén baratísimos, si el restaurante no tiene un buen sistema para su conservación. De lo contrario te encontrarás con la sorpresa de que eso que te serviste ya no es vino. Tener cuidado con los precios. Muchas veces los vinos más populares pueden estar más caros que los de más calidad o un segmento más alto de precio. También puede ser que casi no haya diferencia de precio porque a los más vendidos le dieron un “toque” de aquellos. Fuente: fondodeolla.com.
